martes, 25 de junio de 2013

Pioneros en tantas cosas...

A través de estas líneas que tengo la oportunidad de ofrecer a todo aquél que cuente con interés y paciencia en seguirme, y sobre todo por medio de la imagen, que considero una de las formas más precisas de manifestar la impresión del mundo, los sentimientos que un ser humano puede albergar al contemplar los lugares de su vida, he descrito cómo los leoneses siempre hemos sido recios y nobles guerreros, grandes luchadores, auténticos fénix en muchos aspectos. Creo, y así lo he intentado reflejar, que esa impronta bondadosa, valiente, es eterna e inmortal, y está tanto en nuestros queridos reyes del pasado, como en las buenas gentes de hoy. De ahí su naturaleza imperecedera, que sin duda nace también de un digno espíritu de emulación.

El tiempo pasa, y con él muchas historias. Personas que se van de nuestras vidas; otras cercanas que se unen en un vínculo arraigado en el verdadero amor, que dejan atrás su infancia y juventud para asumir roles de gran responsabilidad, para sí mismos y para los que vendrán; experiencias novedosas y cruciales en la vida que marcan auténticos hitos existenciales. Por ellos brindo ahora también y celebro esas nuevas noticias y un futuro lleno de esperanza, que desde luego es necesario.

Además de las vicisitudes particulares de cada uno, es verdad que somos originales y desde luego pioneros en aspectos que no son en absoluto desdeñables. Personalmente me agrada y me produce un sentir especial transitar por las inmediaciones de la basílica de San Isidoro, escenario en mi caso de muchos cuentos y relatos, escritos durante toda una vida, que han producido en mí esa visión hasta cierto punto épica y con un  tinte melancólico, de los entornos de nuestra tierra. Ahora que se ha reconocido la importancia de este lugar como germen del parlamentarismo, aportando luz de progreso en aquellos tiempos de penumbra medieval, a mi querer como ciudadano y leonés de esta zona, se agrega el orgullo como jurista que soy. 
     

       
                 

                                             Vídeo: León, Cradle of Democracy (Diego García Paz)
                                                                                    Música: Labyrinth entrance (Oscar Araujo)



sábado, 8 de junio de 2013

Mi valle silencioso

Existe un mundo entre la realidad y los sueños más perturbadores.

Un espacio intermedio entre lo que estimamos como cierto, nuestra percepción de lo que nos rodea, y aquél otro lugar, que ha recibido múltiples nombres.

En cualquier momento, en cualquier situación, es posible que la conexión entre lo cotidiano y lo onírico comience a manifestarse, sin condicionamiento a  factor alguno que podamos controlar ni prever, obrando con una absoluta libertad.

El sonido similar a una trompeta, que algunos interpretan como una sirena,de procedencia incierta, es la antesala del cambio. Las imágenes empiezan a distorsionarse, a adquirir contornos desconocidos. Lugares antes habituales, familiares, se tornan en inquietantes parajes.

Desde los campos hasta la ciudad, cada elemento del entorno comienza a integrar un escenario monocromático en el que se perciben sonidos, presencias, movimientos de lo que creemos inerte desde nuestra apreciación.

Las prolongadas calles se contraen, rotan sobre sí mismas, hasta presentar un nuevo aspecto. Y al final de una de ellas, una figura comienza a hacerse visible...

Este lugar, este puente entre dos orillas, es "mi valle silencioso".




                                                   Vídeo: My Silent Hill (Diego García Paz)
                                                                                    Música: Tema de Laura (Akira Yamaoka)