sábado, 22 de octubre de 2011

Vuelta a casa

Un soldado que finalmente volvia a casa, despues haber luchado en Vietnam, llamó a sus padres desde San Francisco
- Mamá, estoy volviendo a casa, pero antes quiero pedirles un favor. Tengo un amigo, un compañero del ejército al que me gustaria llevar a casa porque no tiene adonde ir.
- Claro, respondieron, nos encantaria conocerlo.
- Pero hay algo que deben saber antes de que vayamos. El sufrió una terrible herida en uno de los combates. Pisó una mina y perdió un brazo y una pierna. 
- ¡Que lastima! Es horrible, lo sentimos mucho, quizás podamos ayudarlo a encontrar algún lugar para vivir.
- ¡No mamá, yo quiero que viva en nuestra casa!
- Pero hijo, no sabes lo que estás pidiendo, no tienes ni idea de las dificultades de vivir con una persona en esta situación.
La madre de acuerdo con los comentarios del padre añadió:
- Alguien con tanta dificultad seria una carga demasiado pesada para nosotros. Tenemos nuestra propia vida y no queremos que algo así interfiera y limite nuestro modo de vivir.
  Es mejor que vuelvas tú solo a casa y te olvides del asunto. Él ya encontrará una manera de vivir por si mismo, no te preocupes.
El hijo colgó el teléfono y nunca más supieron de él.
Algunos días despues, los padres recibieron una llamada telefónica de la policía, informádoles que su hijo habia muerto al caer de un edificio y que parecía ser un claro caso de suicidio.
Los padres angustiados volaron a la ciudad en la que había ocurrido la desgracia y fueron llevados a la morgue para identificar el cadaver de su hijo. Al efectuar la identificación, descubrieron horrorizados algo que les llenó de angustia, desesperación y culpabilidad durante el resto de sus vidas... A su hijo le faltaban un brazo y una pierna.

«Vivimos en una sociedad que no admite el sufrimiento, el fracaso o la frustración. Lo queremos todo perfecto y fácil... pero la vida no es así, esta llena de contratiempos, de dolor, de situaciones y circunstancias difíciles de comprender y asumir. La única posibilidad que tenemos es aprender a amar incondicionalmente a los demás, como nos amamos a nosotros mismos»





El desierto

Dos amigos viajaban por el desierto. En un momento de la travesía, discutieron. Uno de ellos, muy ofendido y sin nada que decir,escribió en la arena:
"Hoy mi mejor amigo me ha golpeado en la cara".
Llegaron a un oasis, y allí resolvieron bañarse.El que había sido abofeteado y ofendido, empezó a ahogarse, siendo salvado por el otro.Después de reponerse tomó un estilete y sobre una piedra,escribió:
"Hoy mi mejor amigo me ha salvado la vida".
El amigo, muy intrigado, le preguntó:
-¿Por qué cuando te golpeé escribiste en la arena y ahora que te he rescatado lo haces sobre una piedra?
Y, sonriendo,contestó:
-Cuando un gran amigo nos ofende, deberemos escribirlo en la arena, donde el viento del olvido y del perdón se encargarán de borrarlo y apagarlo; por otro lado, cuando nos pase algo grandioso, deberemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón, donde viento ninguno en el mundo podrá borrarlo jamás.




Empezamos...

Inicio aquí una nueva aventura, plasmar ciertos pensamientos a través de un blog.

Su nombre, De la comedia lusitana, es mi pequeño tributo a la obra literaria de mi bisabuelo, Manuel Paz Varela, médico de la comarca de Mos, escritor  y filántropo. Se trata de un escrito de corte satírico, enmarcado dentro de la descripción de un viaje y estancia de su protagonista en tierras portuguesas y escrito íntegramente en esa lengua.

Comienza la travesía...