jueves, 4 de abril de 2013

El legendario caballero de la Catedral

La Catedral de León es, sin duda alguna, un lugar dotado de una fuerza y un magnetismo especiales. Sus artífices pretendieron levantar un edificio que directamente emplazase al visitante a otra dimensión, más elevada, a través de la luz tamizada por el color sobre la inerte piedra.

Existe una muy antigua historia, desconocida para muchos, que habla precisamente de cómo lo inerte vuelve a la vida a través de la luz y de una llamada, una voz, que desde tiempo inmemorial, es escuchada en  los momentos de mayor inquietud y temor.         

El sepulcro del rey Ordoño II se caracteriza por su extraordinaria belleza. Tras el Altar Mayor se puede observar la figura recostada de nuestro querido rey, rodeado de ricos relieves policromados.La peculiaridad de la tumba del monarca es el resaltar, el sobresalir de entre todas las demás de la Catedral que, discretas, se sujetan al devenir de los siglos en el silencio y la quietud que propicia su inadvertencia para quien transita el templo.

Los reyes de León han sido un ejemplo de fortaleza y justicia. Por ello, no debería sorprender que su esencia quedase por siempre reflejada de una manera especial en el lugar donde descansan. Mas el detalle, las inscripciones grabadas sobre la piedra en lengua clásica, la referida policromía, el arco que enmarca el sueño real, que más que un mero ornato asemeja una puerta, un pórtico...en definitiva, la impronta del sepulcro tiene un sentido más allá del tributo a quien fuera el recordado y querido rey leonés. La valentía y la bondad son inmortales.

               "Yo soy la voz del pasado,
                la voz que siempre existirá,
                llenos fueron mis campos de sangre en la batalla,
                tráenos la paz de tus tiempos,
                mis heridas contigo se curarán"


             
                                                      Resurrection (Diego García Paz)
                                                                                        Musica: The voice (Celtic Woman)


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