Lo querían matar
los iguales
porque era
distinto.
Si veis un pájaro
distinto,
tiradlo;
si veis un monte
distinto,
caedlo;
si veis un camino
distinto,
cortadlo;
si veis una rosa
distinta,
deshojadla;
si veis un río
distinto,
cegadlo…;
si veis un hombre
distinto,
matadlo.
¿Y el sol y la luna
dando en lo
distinto?,
altura, olor,
largor, frescura, cantar, vivir
distinto
de lo distinto;
lo que seas, que
eres
distinto
(monte, camino,
rosa, río, pájaro, hombre…):
si te descubren los
iguales
huye a mí,
ven a mi ser, mi
frente, mi corazón distinto.
Juan Ramón Jiménez (1881-1958), gran escritor
español, Premio Nobel de Literatura, es autor, entre otras muy reconocidas
obras, del anterior poema, titulado, sencillamente, Distinto.
El poeta de Moguer atravesó diferentes etapas
estilísticas, que se sucedieron en el tiempo al compás de sus vivencias
personales, su exilio al continente americano, sus amores, la pérdida de su
mujer Zenobia Camprubí. Múltiples avatares que marcaron el sentir del poeta.
Era un hombre de gran y delicada sensibilidad; sublime belleza tras el velo de
un gesto serio, como suele ocurrir: una puerta de hierro que guarda, tras ella,
un sol cálido y radiante.
Como cualquier obra de arte, el contexto
histórico y social del mensaje de este poema sirve únicamente de marco o de
ubicación material, porque su sentido trasciende cualquier época y es de plena
actualidad. El poeta se encontraba en un mundo en el que la represión, la
imposición de una ideología, la discriminación (e incluso eliminación,
erradicación) de quien pensaba diferente era un hecho.
En lugar de un sistema filosófico y jurídico
fundamentado en el razonamiento, en la Ilustración y, en definitiva, en el sumo
respeto a los derechos humanos, por lo tanto, en la consagración a través del
pensamiento y de la ley del Derecho Natural más perfeccionado, fruto del
consenso intelectual en aquellos principios esenciales sobre los cuales resulta
ilógica toda discusión, como son la dignidad, la libertad (en todas sus
manifestaciones: religiosa, de pensamiento, de expresión) o la vida, el poder
crea un sistema normativo que emplea como vehículo para fijar su criterio e
imponerse sobre los demás, rechazando, bajo el uso de una fuerza disfrazada de
legalidad, cualquier opinión discrepante con la suya. A tal fin, la eliminación
del distinto, en la actualidad, se traduce en la neutralización de cualquier
vía de libre expresión, en definitiva, en el establecimiento de la censura. No
interesa lo distinto, pese a encontrarnos en un mundo de teóricas libertades,
si tal diferenciación, o el respeto de la misma, no se traduce en afianzar en su
cargo a quienes ostentan el poder o en avalar sin crítica su posición, momento
en el que lo distinto, atendiendo a las proclamas de un poder que incluso dice de mismo que es garantista, se convierte mágicamente en una mentira, en un
bulo, por no ser coincidente con sus consignas y metas ocultas. Lo distinto
transmuta en falso, merced a las artes de alquimistas de infame y nuevo cuño.
Matar lo diferente, a lo largo de la historia, no ha sido en absoluto una excepción, sino el camino por el que se ha transitado durante siglos, incluso con normas que lo han cubierto y amparado, llevando al plano positivo una moralidad del poder que no busca el bien de todos, sino el suyo propio; en ocasiones de forma velada, aparentando lo contrario, y otras veces sin ningún tipo de cortapisa, haciendo de su peculiar “ética” la justificación de una ley radicalmente contraria a la justicia en su efectos.
Es el movimiento intelectual de reacción frente
al poder que se impone (al margen de su ideología, pues la misma crueldad ha
procedido y procede de ambos lados) aquello que ha permitido siempre el avance:
el revulsivo frente al acto de fuerza y la injusticia, la revolución como elemento
que ha supuesto el cambio hacia un mejor porvenir. Y esta reacción nace, en efecto,
en aquellos que son distintos, en quienes no se integran en la mentalidad de
rebaño, en quienes no son la masa creada y alimentada por el poder. Es así que
el poeta llama a quienes, como él, son distintos, porque, antes de ser
aniquilados, en ellos, juntos, está la salvación ética, intelectual y el
verdadero progreso, que nada tiene que ver con el pensamiento único y la
envidia que lo crea, con la mediocridad de los iguales y su afán de vivir no
sirviendo al interés general, sino a costa de él. Por ello al distinto se le
mata, de muchas maneras, ayer, hoy y siempre, porque no interesa oírle, porque
en el distinto está la verdad.
“Si te dan papel pautado, escribe por detrás.”
“Lo que más indigna al charlatán es alguien silencioso y digno.”
“Te quité pétalo tras pétalo, como si fueras una rosa, para ver tu
alma, y no la vi.”
“Desde mi punto de vista, después de una catástrofe que sentimos y
pensamos que es universal, una catástrofe resultante de un exceso de inútil
dinamismo de progreso inútil, de realismo inútil, de tecnología inútil…,
después de esto, se debe alcanzar una democracia inalcanzable a través de la
concepción y la realización de un nuevo romanticismo.”
“Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol verde, sin pozo
blanco, sin cielo azul y plácido… Y se quedarán los pájaros cantando.”
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